lunes, 2 de diciembre de 2013

Reflexiones sobre la idea de "Plan de Comunicación de centro educativo"

Me toca reflexionar sobre la necesidad o utilidad de establecer un Plan de Comunicación externa (e interna) de un centro educativo. A priori esto de un nuevo Plan suena a más papeleo. Como si los centros no tuvieran bastante ya con las revisiones del Proyecto Educativo, la Programación general anual, el Plan de Acción Tutorial, el Plan de Atención a la Diversidad, el Plan de Convivencia, el Plan TIC, el Plan Lector, etc... No obstante, puede que el Plan de Comunicación sea una realidad en un futuro próximo como consecuencia de las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías para facilitar la participación de toda la comunidad educativa. Y su implementación, si se diseña bien, una gran ventaja para todos.
Veamos que mejoras podría suponer el Plan para la dinámica de un IES:

  • Para el profesorado facilitaría una mayor colaboración docente intradepartamental (más allá de la reunión semanal), una comunicación más fluida con el equipo directivo y, sobre todo, una coordinación entre los equipos docentes de los diferentes grupos de alumnos, hoy por hoy muy deficitaria. Pensemos cuántas veces se reúnen los profesores de las diversas materias que dan clase a un grupo de la ESO o Bachillerato: normalmente 5 ¡en todo un año! (evaluación inicial, primera evaluación, segunda evaluación, evaluación final ordinaria de junio y la extraordinaria de septiembre). El establecimiento de un canal de comunicación digital entre ellos solucionaría en gran medida esta carencia. Además, respecto a sus alumnos la creación de un aula virtual permitiría complementar la docencia presencial a la par que se refuerza la competencia digital del alumnado; y la comunicación con los padres sería más inmediata y ágil.
  • Para los equipos directivos supondría una auténtica descentralización de su labor al facilitarse la comunicación multidireccional entre profesores, y de estos con sus alumnos y con los padres. Aparte se agilizaría el trabajo de los órganos colegiados como el Consejo Escolar, la Comisión de Coordinación Pedagógica o el Claustro, ya que todos los contenidos informativos podrían ofrecerse por anticipado a través de canales digitales y optimizar el tiempo de reunión presencial para dedicarlo a la reflexión pedagógica. También cabe valorar que la presencia del centro en las redes sociales y la generalización del uso de las nuevas tecnologías mejorará la imagen externa del centro en su entorno y su propio prestigio.
  • Para el alumnado se abriría la posibilidad de acceder a material curricular complementario en diversos formatos digitales (vídeo, imagen, audio, presentaciones, mapas conceptuales...), interaccionar con sus profesores y trabajar cooperativamente en red con sus compañeros. Además, si se opta por una política BYOD (Bring your own device, o sea "Trae tu propio dispositivo") en el centro, los alumnos descubrirán nuevas posibilidades educativas de sus móviles, tabletas o portátiles.
  • Para las familias la ventaja más evidente es la recepción inmediata de toda la información académica sobre sus hijos (incidencias, absentismo, actividades para casa, fechas de exámenes, calificaciones) y la interacción con los tutores y profesores vía telemática sin verse constreñidos a un horario de visita. Pero además, la puesta en marcha de un canal digital de comunicación facilitará una participación más activa de los padres y madres avanzando hacia una verdadera comunidad de aprendizaje, donde la familia respalde y acompañe al profesorado en la mejora de la convivencia, las actividades extraescolares y el propio proceso de enseñanza-aprendizaje.
Una vez analizadas las ventajas queda reflexionar sobre los obstáculos legales y los canales más adecuados. Siendo conscientes de que vamos a construir una identidad digital del centro como institución con la participación individual de tantos agentes habrá que partir del estudio de la Guía de Comunicación Digital para la Administración General del Estado y de la Ley de Protección de Datos de Carácter Personal, tomando la precaución de que nuestros alumnos son menores de edad. Recomiendo el modelo de consentimiento del profesor Antonio Omatos del CPR de Logroño. Además, será necesaria una formación básica a toda la comunidad educativa sobre Netiqueta y Riesgos en la Red.
Superados los obstáculos legales y los recelos, que sin duda surgirán, quedaría elegir los canales de comunicación y las condiciones de privacidad de cada uno de ellos. Para empezar el centro debe tener su propia página web (la mayoría ya la tienen) operativa (esto ya no es tan común) y todo docente debe disponer de una cuenta de correo electrónico. Esa web debe estructurarse a base de enlaces para evitar la dependencia de un webmaster sobrecargado de trabajo que se convierta en un obstáculo a la frescura y utilidad de la comunicación. A partir de ahí las conexiones que se establezcan dependerán de los tamaños y características de los grupos. Al equipo directivo o a los equipos docentes de cada grupo (por ejemplo, profes de 1ºA) pueden bastarles crear un grupo de whatsapp para transmitirse información interna y coordinarse a través de smartphone o tableta. En la interrelación docente-discente con el alumnado puede ser útil la combinación de blog del profesor + twitter o facebook (por ser las redes sociales más extendidas) o apostarse por una red social educativa como Edmodo o RedAlumnos (que nos evita problemas legales en 1º y 2º ESO ya que no exigen unas edad mínima de 14 años para registrarse). Y para la participación de las familias, el centro ofrecerá una página abierta en Facebook y una cuenta de Twitter interconectadas.



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